martes, 9 de diciembre de 2008

Madrugada.

¿Por qué uno es tan masoquista para no dormir cuando las horas están contadas?

Ayer fue uno de esos días, nada sucede pero todo te golpea. Agh, con ganas de arrancarte el corazón con las uñas para no caer en melancolía. Personalmente detesto esa situación tan conocida de "nada me sale bien". Fichas de dominó, una tras otra, que desencadenan las pequeñas tragedias cotidianas... Y cuando son suficientes, paf, te encuentras conque aún vienen más.

No es que venga a quejarme. Pero los desvaríos de la madrugada son múltiples, y uno nunca sabe por dónde empezar. Veamos... Ah, sí, yo existo. Debería decir algo al respecto.

Life sucks. La mía en especial. Claro, porque yo lo estoy permitiendo. Puedo irle a llorar a las personas que les importo. ¿Y qué gané? Creo que la dejé simplemente preocupadas, no hicieron nada ni hice nada por mí. Qué shit de persona soy. Y no porque pretenda hacerles daño o dejar su autoconfianza por los suelos, sino porque me sale natural cuando la mañana me cierra los ojos. Falta de sueño, quizá. En el sentido más metafórico del asunto: ando en busca de objetivos. ¿Dónde quedaron? ¿Alguna vez los tuve? Malditas preguntas sin sentido, como lo más elemental de la vida: ¿Qué es la vida? ¿Para qué estamos aquí? ¿Cuál es mi propósito?

Con ganas de mirarme a mí mismo y gritarme: "Estúpido, búscate uno si tanto te lo preguntas".

Pero andamos a ciegas, tentando las esquinas de esta esfera que nos encierra. Pides una limosna de cariño y hay quien te paga el hotel y la comida, todo incluido. Porque lo mereces, se supone. ¿Y qué sucede si la gente que eso hace, simplemente se equivoca contigo? Ya sea que no lo merezcas, o que lo desprecies, o no ven todo lo que eres en algún principio. Lástima que del tiempo no se puede pedir reembolso.

Hoy estoy tan amargado que ningún párrafo lleva coherencia con los anteriores, pero todos tienen sonido de desquite y penas.

¿Será que me llama de vuelta la realidad?

Hace bastante tiempo que no escribo un cuento, y poco más semanas que no me nace ningún poema. Me decían que tengo el talento. Entonces ahora respondan: ¿dónde quedó? Juro que busqué en la nevera y no lo encontré congelándose, y definitivamente debajo del montón de ropa por lavar - imaginerías de cuarto, el mismo desorden en mi corazón - no se esconde. No sé si tengo el tacto tapado, los ojos entumidos, la lengua constipada y la nariz sorda. Hay confusión hasta de sensaciones, vaya. Quizá si me quemo me zumben los oídos.

Y... Nada. Juro que ni un verso malo me nace.

Ah, ¿lo leíste todo? Felicidades... No pensé que la paciencia con los delirios existiese.

~

lunes, 17 de noviembre de 2008

Ah, tanto pinche escribir...

... Para que nadie te lea.

Bueno, quizá no tanto. Actualizo esta cosa cada muerte de obispo.

No sé, te imaginas que alguna vez, cuando las personas se topen con lo que tienes que decir, se darán cuenta que detrás del blog/MetroFLOG/MySpace/Hi5/[Inserte página para perder el tiempo aquí], hay una persona, vivita y coleando, esperando con ansias lecturas y opiniones. Digo yo, el Internet se comercializó supuestamente con la premisa de unir a las personas. ¿Qué está pasando entonces?

Pongo de ejemplo este lugar, todo polvosito y aburrido. Nadie dijo que leerme fuera precisamente sinónimo de diversión, y como buen autor fracasado, eso es recontrasabido. Sin embargo, aún abro mi blog, casi casi rezando por encontrar triangulitos rojos en el pinche mapita que me bajé del blog de otra chica, y después revisando los posts nuevos, con la esperanza de que algún soberano desconocido, o siquiera uno de mis amigos, haya dejado su huella y tenga algo que decir sobre lo que tú sacaste de tu sistema... Sé que muchas veces solo te desahogas y ya, que te valga queso lo que otros vean en donde tú dejaste tu firma. Pero otras sinceramente quieres leer un "no mames, escribes chingón" o un aún más sincero "te falta trabajar esto, esto y esto", maybe "¿Qué onda güey? Me topé con tu página por ahí, chingos sin vernos", e incluso quizá "sabes qué, escribes del nabo y nada más vengo a chingar". Sueños guajiros.

La neta si no aviso de esta madre nadie se da cuenta. Señores, ¿qué puedo hacer? Ni modo que me ponga a anunciar que hay un blog mío en algún rinconcito de la Güorld Güaid Güeba. Pero más que queja personal, es una pequeña observación. Digo, si ya tuviste el interés para visitar el lugarcillo de quién sabe qué persona que te recomendaron o simplemente te tropezaste con ello, podrías dejar un mensajito para que el individuo que esté desmadrugado escribiendo incoherencias en su blog, sepa que alguien lo ha leído. Créanme. Es un gran alivio el encontrar de vez en cuando "1 comentario".

En otro orden de ideas. Ando buscando a mis excompañeros de varias escuelas. ¿Por qué? Pura nostalgia, de vez en cuando me da por intentar recapitular mi vida desde los años mozos. En particular me he dado cuenta que estoy algo... Obsesionado. Eva Georgina Vertti Aguirre, material de campeonato. Siempre estuve convencido que esa chica llegaría lejos. Y hoy quiero confirmar mis convicciones. De modo que me puse a moverle al Hi5 y esas madres, Facebook, qué se yo. Y nada. Rayos, ¿en dónde buscas a una persona que pareció desaparecer de la faz de este globo en destrucción que llamamos hogar? Se aceptan sugerencias... Y claro, si algún Primera Generación de la Edwards Deming o algún excompañero de Bátiz se acuerda del viejo Hazzam... Pues no sean gachos y también dejen su comentario, ¿no?

Cambio y fuera ~

miércoles, 22 de octubre de 2008

Death no Ballad

Firmes tonos de la Luna clara
rayaban el metal de su fría arma.
Ella era la Muerte encarnada,
lujuria de seda con inocente mirada.
Sus ojos resplandecían el fuego cruel
conque el beso de las rosas caídas
se apoderaba sin piedad del alma
del incauto mortal que cruzarse osara.
Cabellos de plata y hebras de acero,
labios firmes con primor detallados;
rasgos de diosa y perfil artero,
los mejores aliados del ángel despiadado.

En el plenilunio aquel del crudo invierno
posaba sus pies en la orilla de un lago.
Eran caídas hojas su único consuelo
(no quedaba soledad tras esos milagros)
entre susurros del bosque, ojos callados,
princesas de hielo y cuentos de antaño.
Alas de metal que acariciaban su espalda
eran el resguardo del calor de su guadaña.
Así la vio aquel joven desaventurado
que pasaba en busca de incierto remedio
para un corazón hacía tiempo desahuciado:
el suyo, marchito por amores de lejos...
Suspirando llegó a la imagen clara
conque el ángel de muerte imprimía la noche.
¡Desgracia la suya! Fijó la mirada
en esos orbes de frías costumbres;
mirando a la nada encontró su hora.
Fascinado, hasta la visión caminó
rindiendo honor a la magnífica señora.

"Oh tú, que a la belleza restas méritos,
que tu rostro de marfil es el amor encarnado...
Tienes aquí a tu eterno esclavo,
haz de él de la voluntad tu lamento..."
Decía el joven con desatinado juicio
a la imperturbable mujer del pecho de acero.
Con el furor de su inocencia y la pasión, el celo,
que solamente un fugaz vistazo causa.
¡Tan feliz, tan entusiasmado, así se le veía!
¡Lástima que de amores nunca la niña requería!
Solo sonriendo, con falsa amabilidad
se aproximó la fémina de los ojos grises
al que de amores la requería sin límites.
"Ah, mortal, cruel es tu sino
si ha decretado que en mí dejes tus anhelos.
Yo soy la Muerte. El placer y desenfreno
son solo caminos para lograr mis medios...
Siempre sola, llevo mi sendero
entre la niebla y la noche busco mi alimento,
el desconsuelo, humano, es mi sustento.
¿Me llamas con ternura? ¿Pides mi gracia?
¡Necio serías, llegado en mala hora!
Ríndeme pleitesía antes que siegue mi arma
los frutos de tu cosecha, la vida que añoras.
¡Ponte de rodillas y besa mis plantas!"

Mudo permaneció el muchacho aquel.
En su ceguera no conocía más que el calor
del enamoramiento sin límite ni desgracia.
Quedóse callado, tan solo una lágrima
daba fe de la segunda herida en su alma.
"Llévame entonces... Nada me queda.
Eras tú a quien siempre buscaba.
Si no tu abrazo, por lo menos tu pena...
Toma mi mano hacia la última morada..."

Bajó la cabeza, humilde y resignado.
Sentía ya el golpe, perdida la esperanza.
Mordióse los labios, en silencio rezaba...

Pero, ¡súbita verdad! ¡El impacto no llegaba!
¿Era posible que la piedad en ella cupiera?
Ofreció su diestra al postrado caballero,
mientras dirigía a él sus voces arcanas:
"Levántate... De nada me serviría
cebar mi acero en tu destrozado corazón.
Ya cargas el dolor más grande de tu raza:
amar sin ser correspondido, sin razón.
No te perdono. Estás condenado.
Pero hoy no cargaré con tu peso muerto.
Hasta el día que volvamos a vernos
agoniza... Después nos encontraremos."

Desapareció después, con el susurro del cerezo
retumbando a las espaldas del enamoradizo.
Impotencia a sus mejillas llevaba el rubor
y la consciencia de ser para siempre marginado.
Marcado con el hierro del desprecio,
a la soledad irremediable destinado.
Pero sabía, al menos le quedaba el consuelo
de que la misma Muerte vendría a abrazarlo...
Esperaría, cuanto faltase, para ver su rostro
asomar entre las sábanas de su lecho mortuorio.
Sería su secreto: el instante supremo
en que expirase el aliento último del cuerpo
llegaría el esperado fin de los tiempos
y su tesoro más preciado...

Un beso robado a los pálidos labios
de aquella mujer que condenó sus pasos.

jueves, 18 de septiembre de 2008

Breve historia desconocida

Domingo a media tarde. Con las voces de un sueño reciente en la cabeza, iba caminando por la acera vacía, en aquella ciudad que nunca existió. Era un día sereno: el viento jugaba con los árboles y se perdía con las nubes caprichosas; la vida proseguía con inexorable placidez; algunos rayos de Sol tardíos llevaban el agradable calor del verano a las almas. No había gente a la vista. Era la única persona para su propia realidad. ¿Qué más podía pedir sino la tranquilidad de un paseo vespertino?

Sin embargo, el sueño no dejaba su mente. Sólo era consciente de que había soñado, sí, pero ¿qué era la escena que no podía reproducir, mas conocía a la perfección? Vagas reminiscencias del pasado... O del futuro... O simples coincidencias del cansancio con los mundos oníricos de la sinrazón. La ventana de su alma se empeñaba en permanecer abierta, en esos raros instantes en que vivir se confunde con el subconsciente, y no puedes tocar tu alrededor, sientes que todo cuanto te rodea es etéreo y se esfumará al menor contacto. Y la pregunta rondaba su confusión: ¿Qué es eso que no puedo olvidar?.

Proseguía su marcha con los ojos cerrados, absorta en sus cavilaciones. Y la brisa tenía un suave olor a fruta madura, a recuerdos y alegrías olvidadas; cada paso le llevaba a su destino sin saberlo. La caricia del ambiente le confortaba, más de lo que cualquier abrazo humano hubiera podido; cada suspiro del firmamento llegaba a sus oídos de forma tan sutil que sólo les conocía por la sensación provocada. En la suprema quietud de la abstracción. ¿Era eso alegría? Una pregunta más que no podía responderse. La fragancia del aire le guiaba; nadie más podía haberle indicado qué camino tomar, sólo el cálido flujo que rondaba por sus pulmones. Los ojos cerrados, y no más realidad. Un andar ciego, mas certero: el caminar seguro de quien se siente dueño de sí mismo.

Abrió los ojos, sin saber qué es lo que iba a encontrarse. Y los matices cobraron vida. Cada color se dibujaba en el horizonte, como si un arcoiris pudiera desvanecerse y perderse en trozos por el aire. La suave acústica de un silbido callado, casi un susurro, le contaba las historias olvidadas de la belleza. Y el sueño le rogaba que intentara descifrarle, volvió con más intensidad a su memoria.
Era un sueño calladito, pequeño y frágil. Empezó a narrar sus leyendas al oído de la chica, ahuyentando viejos temores de abandono. Una princesa en un castillo, fieros dragones decadentes, quizá un libro olvidado tiempo atrás. Y la fantasía reemplazaba lentamente al entorno, escuchando cada vez más reales las sombras de su pensamiento. Mientras el mundo se corrompía por alguna extraña enfermedad, un príncipe montado en níveo corcel luchaba por encontrar un arma sagrada, y las máquinas devoraban la urbanidad de las ciudades, al tiempo que elfos, hadas y ogros convivían con singular respeto. Ese había sido su sueño, no cabía duda. Y éste se aproximaba cada vez más a su corazón, hablándole con la ternura desconocida de la poesía inconclusa. Las historias brotaban de sí, cada palabra le llevaba un consuelo hasta entonces desconocido.

Cerró una vez más los ojos, y pudo ver cuanto su alma escuchaba.

Y he aquí que los colores se volvieron parte de ella, y una suave melodía brotó del aroma de media tarde, y su paseo se tornó en viaje introspectivo. Gracias al sueño que no se detuvo, que siguió insistiendo en abrazarle.

Llegó a casa, apenas dándose cuenta hasta que casi tropieza con la puerta. Entró sin mayor ceremonia, y dirigiéndose sin demora al viejo escritorio de la esquina, dejado de la mano del tiempo, tomó asiento frente a él, y comenzó a escribir.

domingo, 7 de septiembre de 2008

~

Sayonara...

jueves, 4 de septiembre de 2008

...?

¿Sigue en pie nuestra amistad?

Dijiste que estás resentida. ¿Y sabes qué? Me dijeron que no ruegue, me dijeron que me aguante, que no todo es mi culpa. Pero como siempre no me importa xD.

Así como tuve la cara para dejarte de lado, la misma tengo para darte lata de nuevo. Qué poca, ¿no? Qué desvergüenza.

Pero así me conociste, y así me tienes aún en el MSN aunque sea. No sé si en tu corazón.

No te quejes, así me dejaste entrar.

... :3

En verdad me alegra que estés mejor. Que vayas adelante. ¿Yo? Échame un grito cuando me necesites. Y te molestaré más seguido, mwahaha. Que no se diga que nada más te hablo cuando quiero quitarte el tiempo.

...Y si solo tienes ganas de hablar, con gusto escucharé ~ (8)


http://i300.photobucket.com/albums/nn23/D-Byakuya/twinkle.jpg

Aunque no sea la gran cosa, es para ti. Nadie dijo que yo supiera dibujar.

...[LL]

martes, 19 de agosto de 2008

Para ti ^^

La primera y la última persona, quizá. Tú, que cuidas mis secretos. Tú, que vigilas mis noches. A ti te debo mi cordura en parte, y también múltiples sonrisas. Tú, mi amiga, alguna vez mi novia, pero hoy más que mi hermana.

Yahaira Paredes Alejo, esta pequeña tontería es para ti. Te amo, burguesita :3.


It was a quiet city. Butterflies used to fly alongside bees, every flower seemed to be on its perfect place. The wind used to call ancient names of peace, singing calm melodies to everybody. In that city, a boy named Nathan lived. He was really lively. Everybody loved his company, he was very good at listening to people.

He could always be found at the old theatre, the one in ruins that was hidden among the Hamilton park. Every day and every night, people went to see him. He just sat there, looking at them closely, his light-brown eyes wide open, as he was taking into himself their problems. And everybody felt good after spending some time with him.

But there was a time when Nathan was nowhere to be found. Everyone remembers that day. The whispers of the wind became cold... Birds stopped singing. And a freezing despair crunched the heart of people. It was an ominous day, like something BAD was going to happen.

Indeed, it was a sad day. And something happened at last. A heavy rain fell. The sky was crying... The clouds turned gray, as the angels kept crying and letting rain fall to the thirsty ground. What was happening? What did they do wrong? Everyone was asking theirselves the same questions.

Suddendly, a quiet voice sounded among the mist. A sweet voice, like a siren's song. And a little girl, dressed in a very poor way, entered the city. Nobody knew her. When she reached the theatre - she headed to it as soon as she entered the city - she started calling Nathan's name, screaming.

Nobody answered.

"Nathan! Nathan! Please stop playing!" she answered. Everyone was gathering in the theatre, as if they were waiting for him to come back, as if he could stop the rain. The trees were moved by the wild winds, as if the gods were unleashing their fury in that beautiful city.

...People started giving out hope. They searched in their hearts for it, but nobody found it. The girl was crying, too. Everyone seemed desperate...

...A deep, clear voice moved the ears of everyone. The voice of a single child.

It was Nathan, singing happily as he was coming back.

And, oh Lord, the storm subsided quietly, and the heavens stopped their laments. Who was that boy? What were his powers?

Nathan looked at everyone. Every single person. He just nooded, and said, in a very quiet and sad voice: "...You don't need me. You need to have hope... You have everything. A beautiful city, the songs of birds, the gift of life. Why can't you believe?"

Nobody found the answer for that.

And Nathan shed a little tear. He looked sad. He said "I'm leaving... I tried to teach you to believe..."

But the little girl hugged him. "Nathan... Brother. I've been searching for you all over... Perhaps both of us together... Maybe we can teach them! Or... Are you going to lose faith in them?"

Nathan remained silent. If he left, he'd be doing the same thing as them. So... He looked all around, and then he closed his eyes. Everyone was expecting his answer.

The boy just sat down. Carefully he took a flute. The one he carved himself with the wood of an ancient tree. And he began to play...

That beautiful melody soothed the heart of people. Everyone began to smile. And to fall drowsy. And Nathan kept playing and playing... Forever, never losing hope...

That's why, if you listen closely to the wind, it whispers to your ear an unknown song, and brings hope if you have faith...

miércoles, 18 de junio de 2008

El fantasma en la poesía. II

¿Me haces un favor? Cierra la ventana, si puedes… Los susurros de las sombras me distraen demasiado, como reverberancia de los pecados en el tiempo pasado. Ah, sí, mucho mejor sin duda. Hay veces que pienso que mi edad no corresponde a mi físico, tengo la resistencia de un abuelo desahuciado. Me pregunto si lo que te estoy relatando tiene algo que ver con ello. ¿Mande? Ah, sí, sí, perdona. Regresemos a nuestra narración.

Pues bien, te dejé aún dormida. Para mis adentros reí muy bajito, no quería ganarme una reprimenda si mamá se enteraba que me había escapado desde tan temprano. No es que no confiara en ti; eras aún demasiado cándida para entender las consecuencias de un comentario bien intencionado pero inoportuno que pudo haberme delatado. Crucé la sala a toda prisa. Era la primera vez que me sentía tan alerta por la culpabilidad, ni siquiera la vez que traje el gatito a casa a escondidas se comparó con esa ocasión. De puntillas aún, abrí la puerta con el mayor de los sigilos, dando la bienvenida al aire congelante que era el heraldo de nuestras madrugadas. Y de súbito recobré la calma, una valentía desconocida (si es que un niño de 7 años puede tener tal); me envolví aún más en la chamarra que papá me dio por la Navidad del año anterior, y salí a enfrentar mi curiosidad.

Al principio llevaba un paso calmadito, posando mis pies con cuidado sobre el rocoso suelo que nunca terminó de estar listo para el tránsito. Sin embargo, el recordatorio de que pronto se levantarían todos en casa me sacudió como un impulso, de modo que eché a correr tan rápido como me permitía el viento que soplaba en mi contra, teniendo el efecto de una cebolla en mis ojos. Llenaba el amanecer con mis jadeos desesperados, el trabajo en casa me dio forma física pero tenía que forzarme al límite de mi carrera si quería llegar a tiempo para evitarme más problemas. Corrí, vaya si lo hice; recuerdo muy bien el dolorcito que me empezó a dar en el costado derecho, las punzadas que no te dejan respirar, como si aprisionaran tus pulmones desde abajo. “Quiero llegar, quiero llegar, quiero llegar”: la frase que repetía sin cesar dentro de mi mente.

Al fin empecé a vislumbrar entre la niebla la inconfundible fachada en ruinas. Poco a poquito disminuí la velocidad, la cautela volvía a tomar el control. Por entre los árboles nudosos y tristemente calvos me abrí paso, esquivando una que otra rama y las raíces fugitivas que sobresalían del piso. Imagínate por un instante la escena, te juro parecía una película de las que solíamos ver abrazados frente a la vieja tele del cuarto de mamá; cuando hasta la sombra de nuestros cuerpos nos asustaba. Un paisaje inconfundible que auguraba solo desgracias. ¿Puedes ver la neblina gris obstruyendo los pequeños detalles? El olor de la hierba húmeda se confundía con los aromas a soledad de las plantas marchitas, un vaho dulzón de muerte prematura. Había en un rincón madera apilada, añejada hacía décadas; sin mayor uso que el de ocupar un espacio, tan solo tocarla podría haberla desmoronado. Sinceramente, lo que vi me produjo una desazón inmensa, no podía creer que alguien hubiera podido abandonar a tal grado la casa. Pero ya estaba ahí, con las pruebas frente a frente. De modo que suspiré levemente (con cierta reserva, no quería intoxicarme del aire presente), y aventuré mi diestra buscando la manija de la puerta.

lunes, 16 de junio de 2008

El fantasma en la poesía. I

¿Recuerdas aquella vieja casa que se encontraba en la colina tras la nuestra? Sí, en la que el Sol no podía siquiera besar a los niños, y ningún gorrión posaba sus patitas aunque fuera para descansar. La vieja, ruinosa vivienda, con aspecto de anciano desamparado. Cuando tú y yo éramos pequeños y no teníamos mayor preocupación que esperar a que el día asomara entre los ciruelos para volver a retozar entre la hierba. Pues bien, hoy estuve pensando en lo que me pediste todo este tiempo, que te contara qué sucedió cuando me aventuré a ir.

La verdad es que hasta yo pensé que estaba loco cuando decidí que visitaría ese lugar. Tú estuviste ahí todas las veces que los adultos nos previnieron: “aléjense de ahí, pequeños; todo mundo sabe que no debe acercarse ni siquiera a sus árboles, donde moran los duendecillos”. Y ¿sabes? No fue una apuesta infantil, de esas que quieren helarte hasta el coraje y que te acobardes para que los demás niños puedan llamarte “gallina” y cebarse en tu supuesta cobardía; no, esta vez no fue así. Cuando éramos apenas unos párvulos no calibrábamos bien las consecuencias de los más pequeños actos: hacíamos todo por el simple deseo, libres de la culpa que acompaña a la madurez.

Pues bien, decidí intentarlo. Sabes que siempre fui más curioso de lo que me conviene. Era Diciembre, uno de los meses más fácil de recordar: había pasado el tiempo de la cosecha hace unas semanas, los campesinos regateaban con los siempre injustos distribuidores el pago justo por su sudor; el sentido de fraternidad que suele acompañar las épocas navideñas comenzaba a adueñarse de todos, y los cristales que a nuestra ventana solían tocar se deshacían apenas regalarnos breves destellos bajo el pálido sol invernal. No sé si era 20 o 22, sólo recuerdo que faltaban pocos días para la Nochebuena. Esa mañana me levanté de la cama, febril e impaciente; algo habría soñado que me trajo ese día la determinación de enfrentar lo desconocido que moraba en aquella cabaña que todos creíamos vacía. Hasta la fecha, sigo insistiendo que yo sabía, de alguna manera, que todo cuanto nos decían era falso, que ni siquiera los mismos adultos se creían sus recomendaciones. Apenas levantarme, enfundé mis entumidos pies en los gruesos calcetines de lana; tú aún descansabas plácidamente en la cama contigua. Puedo invocar perfectamente la escena, con tanta claridad que una fotografía no podría ser más fiel.

La centella de tus ojos

Oculta bajo la cortina

De tus párpados caídos.

Los rizos desordenados,

La mañana colándose

Bajo los cielos claros.

Suspiras, tranquila

Ajena a la devoción

De mi inocente corazón.

Así es, te veías tan tierna, tan dulce y desprotegida, con los labios entreabiertos y tus manitas aferradas a la almohada, que tiempo después cuando tuve de nuevo esa visión decidí escribirle algo. Eso me recuerda que también me has preguntado en anteriores ocasiones cómo es que decidí tomar la pluma por vez primera. Pero bueno, cada historia a su tiempo. Te prometo que en esta noche disiparé tus dudas.

domingo, 15 de junio de 2008

Encuentro de noche

Ya era tarde cuando nos encontramos. Fue algo muy gracioso; recordarlo incluso es capaz de hacerme sonreír inconscientemente. No llevaba ninguna prisa, a pesar que la noche amenazaba con terminar y ceder el paso a la frescura del día naciente. Era un andar tranquilo el que llevaba en esa ocasión; era de esperarse, dado que el cansancio del trajín cotidiano ya hacía mella en mis músculos y en mi razón. Con los audífonos puestos, el mundo a mi alrededor no existía: éramos sólo yo, la madrugada, y la ciudad somnolienta que ponía atención a las notas que intentaba cantar. Como dije antes, ya eran horas avanzadas. La gente, refugiada en sus casas, hacía rato ya que había guardado el ruido debajo de las camas. Los autos parecían especie en extinción: apenas cada tanto podía observarse uno que, solitario, recorría las avenidas de la ciudad somnolienta que de refugio me sirve.

Ah, los milagros de la tecnología… Llevaba, sólo para mí, una selección musical egoísta; nadie más iba a escuchar los fragmentos de mi historia que algunos artistas habían hecho el favor de transformar en melodías. Y así, cada segundo, llevaba la compañía de mis recuerdos y de las voces que han gritado a mi oído antes. De modo que, abstraído como estaba en mi pequeño momento de nostalgia feliz, no me fijé en qué momento le tenía cerca.

Sólo me di cuenta cuando iba justo detrás de ella, observando su espalda cubierta por una chamarra de mezclilla azul índigo. Su estatura parecía bastante acorde con la mía. Era una silueta atrayente, cada curva en el lugar preciso. Podría haberle observado por horas, reparando en los detalles pequeñitos que le adornaban: desde el cabello ébano perfectamente cortado a la altura de sus hombros, hasta los jeans deslavados que enmarcaban sus muslos. Cuando notó mi presencia, me dio la impresión que le causé desconcierto. Quizá era una especie de perseguidor, aún cuando mis apreciaciones no pasaron de una sutil y cortés mirada. Procuré que mi vista se desviara a los escaparates, a la luz moribunda de las lámparas, a los murciélagos que huían de cada árbol. ¿Qué habría pensado de mí en esa primera ojeada, qué inquietudes asomaron a su pensamiento? Vaya, que a esas horas del día falleciente hasta un acosador podía resultar a sus ojos.

Por un instante apresuró su paso. No sé si en verdad daba la imagen de estarle acorralando. Ese era mi camino, después de todo, ¿por qué razón iba a desviarme? Cierto es que me resultaba un poco incómoda la situación, pero decidí seguir con mi desafinado canto y levantar los ojos para apreciar las nubes que se esforzaban en ocultar a Selene – ah, como el vapor de agua pudiera tapar la magnificencia de la plata. De vez en cuando, si un vidrio se cruzaba en el camino, daba un breve vistazo al reflejo que de él se desprendía. Veía el reflejo de la chica, impertérrita al parecer; con paso firme y apresurado, justo como el mío. Llegó un momento que ambos íbamos a la par. Es ahí cuando comenzó lo curioso.

No me rebasaba. Ni yo hacía ademán alguno por aumentar mi velocidad. Seguíamos el camino. Yo cantando, ella en el más profundo silencio. Había una distancia mediando, eso es más que verdad. Sin embargo, por breves instantes no pude evitar preguntarme si había algo no dicho entre ambos, tácito entendimiento o esfuerzo por el mismo. No sé si quise hablarle, o el impulso era compartido: tan sólo proseguí mis pasos en la noche, más callada que el silencio entre ambos. Supongo que, de haberme quitado los pequeños aparatitos de la música, hubiera quedado sordo de la quietud.

Llegamos a una avenida, desierta ya. A lo lejos podían observarse algunas lucecitas, pero eran pequeños insectos en la selva urbana, como recordándonos que al final no éramos sólo ella y yo, que el tránsito de la Luna no estaba vedado para los demás. Nunca cruzamos palabra, siquiera miradas. Íbamos caminando sin detener el paso por un solo instante, con cada canción de mis oídos profetizando situaciones. Creo que nunca dejé de cantarle, a ella, a nadie. Sigo preguntándome, mientras intento ordenar esto, si hubo algo. Ella no es nadie para mí. No hay sentimientos de por medio. Estoy seguro que lo mismo pasó de su lado. Pero es grande la curiosidad, el “qué hubiera pasado si”. ¿Si hubiera detenido mi marcha y musitado un “buenas noches”?

Cruzamos el amplio asfalto que se abría frente a nosotros. Juntos, relativamente; a menos de un metro uno del otro, la distancia justa para poder estirar la mano y acoger la del compañero, caminando así con una guía segura que, si bien no lleva a ninguna parte, al menos provee la certidumbre de no estar solo por estos senderos de nocturnas aventuras. Y por la calle semivacía – porque al final encontramos otros como nosotros, abstraídos en sus realidades – recorrimos el tiempo que, a la par del viento helado, heraldo del alba, lanzaba insinuaciones a la vida. Faltaba poco para el destino; qué curioso que siempre llega cuando menos tiene que alcanzarnos. Por el rabillo del ojo le observé, tan calma, tan serena. Era la misma, con el cabello hablándome de un corte reciente, y la determinación desafiando la luz argéntea.

Al dar vuelta a la esquina que conduce a mi morada, le vi seguir derecho, sin detenerse un instante, sin un “adiós” que pudiera haberme infundido esperanzas de haber hecho lo incorrecto al guardar mis frases de ocasión junto con mis recuerdos. Giré la cabeza repetidas veces, escudriñando las sombras que se empeñaban en tragar su perfil, pero no leí la más mínima seña. Seguí entonces caminando hasta mi casa: no encontré más refugios a mis dudas.

Pasa que esta es una anécdota inconclusa que, desgraciadamente, no ha de encontrar final. Para poder terminarla hacen falta dos personas en específico, no hay sustituto para ninguno de los personajes. Aún cuando las razones abunden en demasía para explicar el por qué no tiene sentido intentan explicar la historia que hace algunas lunas me sucedió, porfiaré con las memorias hasta que pueda tomar la pluma de nueva cuenta y darle un desenlace magistral a la narración que empecé.

P.D. A ti que nunca más llegaste: Después que tuve que aceptar la derrota frente a la inmutable eternidad, hube de darle un toque último a nuestra crónica. Esta última nota lo da. Quiero decirte que nunca serás, jamás estarás, no te veré llegar a mi lado una vez más por la carretera. De modo que te digo adiós sin haberte dicho “hola” antes, en ninguna ocasión.

viernes, 13 de junio de 2008

El despertar de las historias.

Domingo a media tarde. Con las voces de un sueño reciente en la cabeza, iba caminando por la acera vacía, en aquella ciudad que nunca existió. Era un día sereno: el viento jugaba con los árboles y se perdía con las nubes caprichosas; la vida proseguía con inexorable placidez; algunos rayos de Sol tardíos llevaban el agradable calor del verano a las almas. No había gente a la vista. Era la única persona para su propia realidad. ¿Qué más podía pedir sino la tranquilidad de un paseo vespertino?

Sin embargo, el sueño no dejaba su mente. Sólo era consciente de que había soñado, sí, pero ¿qué era la escena que no podía reproducir, mas conocía a la perfección? Vagas reminiscencias del pasado... O del futuro... O simples coincidencias del cansancio con los mundos oníricos de la sinrazón. La ventana de su alma se empeñaba en permanecer abierta, en esos raros instantes en que vivir se confunde con el subconsciente, y no puedes tocar tu alrededor, sientes que todo cuanto te rodea es etéreo y se esfumará al menor contacto. Y la pregunta rondaba su confusión: “¿Qué es eso que no puedo olvidar?”.

Proseguía su marcha con los ojos cerrados, absorta en sus cavilaciones. Y la brisa tenía un suave olor a fruta madura, a recuerdos y alegrías olvidadas; cada paso le llevaba a su destino sin saberlo. La caricia del ambiente le confortaba, más de lo que cualquier abrazo humano hubiera podido; cada suspiro del firmamento llegaba a sus oídos de forma tan sutil que sólo les conocía por la sensación provocada. En la suprema quietud de la abstracción. ¿Era eso alegría? Una pregunta más que no podía responderse. La fragancia del aire le guiaba; nadie más podía haberle indicado qué camino tomar, sólo el cálido flujo que rondaba por sus pulmones. Los ojos cerrados, y no más realidad. Un andar ciego, mas certero: el caminar seguro de quien se siente dueño de sí mismo.

Abrió los ojos, sin saber qué es lo que iba a encontrarse. Y los matices cobraron vida. Cada color se dibujaba en el horizonte, como si un arcoiris pudiera desvanecerse y perderse en trozos por el aire. Había en sus ojos un vaho lechoso que entre los rayos de luz dibujaba melancolías; también encontró en su mirada espacio para los seductores tonos rojizos y naranjas de la muerte del Sol. La suave acústica de un silbido callado, casi un susurro, le contaba las historias olvidadas de la belleza. Una horda de trovadores le cantaba al oído, llevando las olvidadas glorias de otros tantos héroes que en feroz lid dieron su vida por la mano de su dama. Y entre la magnífica sinfonía que empezaba a nacer del volcán de su imaginación, el sueño le rogaba que intentara descifrarle, volvió con más intensidad a su memoria.

Era un sueño calladito, pequeño y frágil. Con timidez carraspeó, solicitando la atención de la joven; se le veía tan tierno, intentando con pequeños resoplidos enhebrar las palabras. Empezó a narrar sus leyendas al oído de la chica, ahuyentando viejos temores de abandono; de ésos que una vez que aplican su mordida al alma no dejan de robar el consuelo. Una princesa de renombrada belleza, encerrada en un castillo de alabastro; fieros dragones decadentes con la magia de los eones brotando de sus enfurecidas fauces; quizá un libro repleto de arcanas palabras, olvidado tiempo atrás para evitar la completa destrucción. Y la fantasía reemplazaba lentamente al entorno, a medida que iba escuchando, cada vez más reales, las sombras de su pensamiento.

Mientras el mundo se corrompía por alguna extraña enfermedad nacida de sus mismas entrañas, un príncipe montado en níveo corcel luchaba por encontrar un arma sagrada que habría de retornar la paz a su reino en destrucción, y las máquinas devoraban la urbanidad de las ciudades, al tiempo que elfos, hadas y ogros convivían con singular respeto. Ese había sido su sueño, no cabía duda. Y éste se aproximaba cada vez más a su corazón, hablándole con la ternura desconocida de la poesía inconclusa. Las historias brotaban de sí, cada palabra le llevaba un consuelo hasta entonces desconocido.

Cerró una vez más los ojos, y pudo ver cuanto su alma escuchaba.

Y he aquí que los colores se volvieron parte de ella, se introdujeron por debajo de su piel insuflándole una vida nueva de múltiples tonalidades; y una suave melodía brotó del aroma de media tarde, tornando el paseo vespertino en un viaje con destino a la introspección, escuchando por fin todas las voces que dormidas habitaban dentro del mausoleo de su vigilia. Gracias al sueño que no se detuvo, que con sutiles invitaciones siguió insistiendo en abrazarle.

Llegó a casa, apenas dándose cuenta hasta que casi tropieza con la puerta. Entró sin mayor ceremonia, apenas deteniéndose para colgar las viejas llaves en un clavo que su pared tenía; y, dirigiéndose sin demora al viejo escritorio de la esquina, dejado de la mano del tiempo, tomó asiento frente a él, y comenzó a escribir.

miércoles, 11 de junio de 2008

...And?

Voy para el fondo...
Y me vale madres. (:
Seh, es raro en mí. Pero así me siento ahorita. Carefree.
Creo que no hago ni la mitad de lo que solía hacer y ser en otros tiempos.
No creo, no ayudo, no mejoro.
¿Por qué no me importa?

No lo sé. Pero bueh.

Soy una mala influencia, un irresponsable completo. And?
Ojalá me tragase la tierra y ya. Que nadie más se preocupe. ^^

lunes, 9 de junio de 2008

Limitaciones

No poder traspasar más allá de la distancia.
No poder mirar más allá del horizonte.
No poder hacer oír tu voz entre la multitud sin sueños.
No poder escuchar los lamentos de quienes están lejos.
No poder dar un abrazo a quien alguna vez te necesitó.
No poder ser tú en este mundo que no te desea.
No poder levantar la mano ante la injusticia del tirano.
No poder escribir tus sentimientos, sólo mencionarlos.
No poder conseguir unas alas, que vibren bajo la luz fría.

No poder hacer otra cosa
Que escribir frases repetitivas,
Y esperar que entre ellas
Se asome la cordura perdida.
Sin la espera, todo es cruel,
Incluso la esperanza ciega y tibia;
La sincera desesperación, un porqué,
Tocan a la puerta de mi alma vacía.
Tantas cosas que no podré ser...
Un apoyo, un castigo, una noche impía.
Un amigo, ¿a lo lejos? ¿Podría ser?
¿Querrías contigo a alguien que lastima?

viernes, 6 de junio de 2008

...

Y al despertar, el mismo dolor seguía ahí.

martes, 3 de junio de 2008

La mañana en que te vas.

Un nuevo día quiere sonreír a mi ventana
Y, confundido, no puedo responder a su llamada.
Ah, si pudiese apartar mis ojos de tu belleza.
En tierna despedida se ha convertido el despertar
Con los compases de un piano acompañándome.

Vas a tomar tu camino, buscarás el cielo
Me quedaré observando cómo forjas tu leyenda.
Haré la mía, eso te he jurado…
Pero hoy, no tengo más que promesas.

Que estaré bien. Lo sé de cierto.
¿Cómo no estarlo si tu amor tengo?
Has de caminar a un destino incierto,
Mientras yo por el fango marcaré mis pasos.

Compartimos cada anhelo con pasión desmedida
Aunque el tiempo insuficiente nos fue;
Ámame, hoy que es la despedida.
Hazme el amor y luego sonríe, amada mía.
Enamórate. Vive. Nunca me dejes de amar.
Seremos amigos siempre, estoy seguro.
Es solo que hoy deseo más que tu amistad.
Menoscabo sufre mi espíritu inerte
Por la certidumbre que la noche acabó ya,
Y es la hora de marchar.

No estoy solo… Me lo has enseñado
Entre besos, caricias, y un regaño descarriado.
Tú tampoco. ¿Verdad que lo sabes?
¿Que sientes aún el fuego de mis ojos
Pugnando por calentar tu corazón?
Cambia el sonido y la melodía lleva
El aire de la madrugada a mi alma azulada.
Le han de faltar tus besos por tiempo indefinido.
Clausuraré un tiempo los tesoros de mi cuerpo
Pues míos no son ya. Te pertenecen, mi cielo.

Te observo… En la gloria de tu desnudez,
En la muerte momentánea de los sentidos
Que es el sueño profundo. A tu lado me recostaré
Apenas termine estos desvaríos.
No sé si de nuevo te haré el amor.
Porque sabemos que esta será, en mucho tiempo,
La última noche que juntos pasemos.
Extrañaré tus juegos, el calor de tu vientre,
Tus besos y caricias, tus gemidos de amor.
Sobre todo, esperaré que feliz seas…
Y que, si regresas, tengas fiel convicción
De que yo sea el único hombre
Con quien desees compartir un beso y una canción.
Quizá no sea nunca más yo.

En ese caso, nada te regalo.
Desde antes de irte, ya todo lo mío te perteneció.
Te amo.

lunes, 26 de mayo de 2008

Cool.

It’s hard to remember how it felt before
Now I found the love of my life
Passes things, get more comfortable
Everything is going right

And after all the obstacles
It’s good to see you now with someone else
And it’s such a miracle that you and me are still good friends
After all that we’ve been through
I know we’re cool

We used to think it was impossible
Now you call me by my new last name
Memories seem like so long ago
Time always kills the pain

Remember Harbor Boulevard
The dreaming days where the mess was made
Look how all the kids have grown, oh
We have changed but we’re still the same
After all that we’ve been through
I know we’re cool

And I’ll be happy for you
If you can be happy for me
Circles and triangles
And now we’re hanging out with your new girlfriend
So far from where we’ve been
I know we’re cool

Yahaira, gracias por estar todo este tiempo a mi lado. Gracias por cada instante que hemos pasado, cada pelea, cada decepción y cada lágrima que, de alguna manera, ha construido el vínculo tan importante que hay entre ambos. Y pasará el tiempo, y cada vez más creo en la ilusión de una amistad eterna; puede que solo medien palabras entre nosotros por el momento, pero hay mucho detrás de ellas: acciones, sentimientos, segundos y valores... Hoy tú y yo somos personas diferentes, hemos encontrado caminos que de alguna manera convergen una y otra vez. ¿Seguirás a mi lado todo este tiempo? Yo sí... Lo prometo de nuevo. Renuevo lo que he dicho antes, y me quedo a la espera, ofreciéndote mi mano por enésima vez y deseando que nuestra amistad dure aún más, mucho más...

sábado, 3 de mayo de 2008

Cassis/Perfecta

Dos canciones completamente diferentes, que como las almas insospechadamente se encuentran y danzan, se hacen el amor una a la otra, complementan sus sufrimientos y en un respiro caminan, lejos, lejos, de toda la vida. Se miran a los ojos y, con las penas del momento, construyen un mausoleo y la dicha; en súbitos besos se roban el aliento y pierden la desesperanza a un lado del camino, dejándola abrazada del odio y otros pequeños monstruos. Y cuando se rompe el hechizo, no hay princesas ni sapos, sólo la amargura de la verdad y lo cotidiano, que termina por desgarrar en breves y crueles zarpazos la felicidad. Cuando explota todo, nada queda, nada vino y nada se va; tan sólo lágrimas acompañadas de canciones y desesperanzas, promesas, promesas, promesas, viento frío y tan cálido que abrasa, aliento desfalleciente, letras pérfidas buscando un consuelo, ojos muertos y enrojecidos que en nada se pueden fijar.

Pasó tanto tiempo, y tan poco. Conocidos, solo un número en la agenda del otro. De ahí nació todo el amor y la desesperación. En roces se lastimaron, golpes se dieron ambos, mas nunca con la intención, sino más bien por lo fortuito de las circunstancias y la estupidez que antecede a la boca. Pero sobrevivían, a traspiés continuaban la ruta trazada por ambos. De la mano, apretando por instantes los dedos del otro solo por el placer de saber que no era un sueño tener al otro al lado. Sin embargo, al final la breve historia encontró su fin. Nunca se extinguió el amor... Al contrario, fue por ese sentimiento que llegó el adiós. Uno decidió que no tenía derecho a robar a su pareja el tiempo y las cosas que este estaba poniendo en equilibrio precario a fin de regalar su ser a ella. Lo que siempre soñaban ambos vino y se fue. En un teclado, una guitarra y un piano se desahoga un muerto, mientras en cama reposa, llorando las finas notas de un acorde desfalleciente, una mujer que todo lo dio y todo recibió a cambio, y por amar dejó ir, regaló la libertad a quien no la quería pero de cualquier manera tenía que volar...



The GazettE

Cassis
NIL

Aa, zutto kurikaeshiteta
Zutto kanashimasete bakari datta
Aa, kitto anata sae mo kizu tsukete
Boku wa ugokeno mama

Aa, anata ni fureru koto ga
Naze konna ni kurushii no desu ka?
Kitto onaji koto wo kurikaeshite
Anata wo ushinatte shimau no ga kowakatta kara

Yori suo koto de nuguou to shita wasure kirenakatta hi wo
Anata wa nani mo kikazu ni kono te wo nigettekureta ne

Ashita anata no kimochi ga hanarete mo kitto kawarazu ai shiteru.
Ashita anata ni boku ga mienakute mo kitto kawarazu ai shiteru


I WILL WALK TOGETHER, to future not promised to yet

It keeps walking together, to future in which you are...


Tsurai koto sae wasureru jurai anata wo omotteiru
Aenai yoru wo kazoeru tabi ni koga reru mune

Kake chigai no sabishisa tsunoru
Dou ka hitorikiri de nakanaide
Donna ni hanareteite mo
Shinjiaeru futari de iyou

Dou ka kono mama waratteitai anata wo kizutsuke sasenaide
Toki ga tatsu tabi usurete itta anna moi kurikaaeshitekunai

Ashita anata no kimochi ga hanarete mokitto kawarazu ai shiteiru
Ashita anata ni boku ga mienakute mo kitto kawarazu ai shiteiru.


Dou ka boku dake wo mitsumeteite
Dou ka kono te ga togukenu iyou

I WILL WALK TOGETHER, to future not promised to yet

It keeps walking together, to future in which you are...


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Ah, siempre lo mismo.
Siempre tan triste.
Ah, incluso te herí.
Y tan sólo huí.

Ah, los sentimientos en ti.
¿Por qué son tan dolorosos?
Ciertamente se repite lo mismo.
Por miedo te perdí.

Ya que me era tan cercano.
Debí borrar el día que no puedo olvidar.
Nunca escuchas nada.
¿Tomarás mi mano, cierto?

Mañana seguramente tus sentimientos estarán lejos.
Es cierto, nunca cambiará. Te amo.
Mañana seguramente no podré verte.
Es cierto, nunca cambiará. Te amo.

Estaremos juntos, el futuro no está predestinado.
Seguimos juntos, al futuro en el cual tú estás…

Incluso con olvidar suficientes cosas dolorosas.
Te estoy recordando.
Al contar cada noche sin encuentro.
Mi pecho anhela.

Juntando múltiples soledades.
Por favor, no llores más en soledad.
¿Cuánto estaremos separados?
Encontraremos la verdad más juntos.

Por favor, quiero que olvides.
No deseo seguir hiriéndote.
El tiempo fue desvaneciendo cada recuerdo.
No puedo recordarlos todos.

Mañana seguramente tus sentimientos estarán lejos.
Es cierto, nunca cambiará. Te amo.
Mañana seguramente no podré verte.
Es cierto, nunca cambiará. Te amo.

Por favor, mírame solo a mí.
Por favor, así te alcanzare.

Estaremos juntos, el futuro no está predestinado.
Seguimos juntos, al futuro en el cual tú estás…

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Perfecta
Miranda!
El disco de tu corazón

Tan pronto yo te vi
No pude descubrir
El amor a primera vista no funciona en mí
Después de amarte comprendí
Que no estaría tan mal
Robar tu otra mitad
No me importó si arruinaríamos nuestra amistad
No me importó, ya que más da

Éramos tan buenos amigos hasta hoy
Que yo probé tu desempeño en el amor
Me aproveché de que habíamos tomado tanto
Fuiste dejando y te agarré
A pesar de saber que estaba todo mal
Lo continuamos hasta juntos terminar
Cuando caímos en lo que estaba pasando
Seguí besándote

(CORO)
Solo , no necesito más
Te adoraría lo que dura la eternidad
Debes ser perfecta para
Perfecto para
Perfecta para mi, mi amor
Como fue que de papel cambié
Eres mi amiga y ahora eres mi mujer
Debes ser perfectamente
Exactamente
Lo que yo siempre soñé

El tiempo que pasó
Resultó aún mejor
Nos conocíamos de antes y sabíamos
Lo que queríamos los dos
Entonces el amor
Nos tiene de revés
Seré tu eterna enamorada, te aseguro que
Todas las noches te amaré

Éramos tan buenos amigos hasta hoy
Que yo probé tu desempeño en el amor
Me aproveché de que habíamos tomado tanto
Fuiste dejando y te agarré
A pesar de saber que estaba todo mal
Lo continuamos hasta juntos terminar
Cuando caímos en lo que estaba pasando
Seguí besándote

(CORO)
Solo , no necesito más
Te adoraría lo que dura la eternidad
Debes ser perfecta para
Perfecto para
Perfecta para mi, mi amor
Como fue que de papel cambié
Eres mi amiga y ahora eres mi mujer
Debes ser perfectamente
Exactamente
Lo que yo siempre soñé (x3)

lunes, 28 de abril de 2008

K

Vamos a llorar este dolor de los músculos
La presión interna de mis pulmones malditos.
Vamos a lavar con el agua de tus ojos
Mi culpa en este mar de abrazos.
Porque me llevas de la mano, me enseñas, me dices
Todo cuanto hay que saber del mundo de los humanos.
Sonrío y te escucho, te doy mis palabras:
Nunca veo venir el golpe macabro.
Te regalaré un día una radiografía de mi cráneo
Que te explique por qué no me sirve el corazón.

Llevaba dentro el desierto del Sahara
Cuando me encontraste, árido y cruel;
Sin embargo, algo en tu ser me llamaba
A dejar de lado el poder de una máscara
Y apartar la mirada de mi sino infeliz.
Premié tu constancia con desdenes agudos
Haciendo graves daños a tu autoestima dañada.
Sabes, sin embargo, que no fue por calma
Que prefería llorar contigo a desaparecer en la nada.
Conociste más de lo que otros desean
Siquiera ver debajo de mi piel dormida.
Te llevé a pasear por un circo de tristezas,
Abracé tu espalda con sutil melancolía.

Un golem, una premonición, el pétalo de clavel
Que rompe y rasga el tejido del tiempo
La rosa que nunca tuviste, el día compartido,
Incluso la comida que tú y yo tuvimos.
Todo es un truco de las barajas
Porque tú y yo caminamos sin tino,
Por su lado, cada quien buscando el propósito
O siquiera un motivo para seguir vivos.
Vampiro de tu sangre he de permanecer
Regalándote al mismo tiempo mis horas más negras
Junto con un brillo en los ojos que solo tú has visto.
Mi querida ama, la mujer que en madrugadas
Ha compartido, tierna, mis suspiros.

Vuelve a mi lado, muda tu semblante.
Aún te quiero conmigo...

sábado, 26 de abril de 2008

Sopa de gato.

No sé qué es lo que tengo,
Como este sentimiento a medio sufrir.
He ido a buscar un remedio
Tengo miedo, me voy a morir.
Es esta tormenta que cargo en el pecho
La que ninguna noche me deja dormir.
Agua salada, tempestad, viento,
Una mariposa negra que pugna por salir.
El doctor me ha dicho "Tranquilo, no es eso"
En mi paladar una gota me dice que sí.
Hoja de vida, viento, un sueño,
Como gato sin alma, me siento así.
En el interior de la vida se gesta un silencio
Que cae en cascada por un cielo sin fin.
¿Qué es lo que tengo? ¿Estoy falleciendo?
La esperanza graniza en un mar alhelí.
El árbol de mi existencia desaparece, sin cuerpo,
Tomo lo que necesito entre lo que hay aquí:
Pescado, carne, pollo y cieno,
Sustento de mi vida, danzante carmesí.
Un ser vivo guiando a otro que, muerto,
Desiste en las ilusiones de un oasis rubí.
Partí mi huevo, escapé de mi nido,
En vano nunca más he de dar mi sentir.
Nado entre las nubes de claro desconcierto.
No soy pez, ni ave, humano nací.
Como tal me sé, como tal me veo,
En metáforas vivo, si no es que el consuelo
Viene a buscarme como un recuerdo
Más que como la nostalgia del Apocalipsis al fin.

Inusual título, aún más inusual y fumado escrito... Justamente por eso lo pasé, la verdad es que es una mescolanza. Me encontraba viendo un corto de anime del mismo nombre, y cada escena, más bizarra y algo escatológica que la anterior, me daba una o dos líneas. Al final no pude terminar de verlo. Se agradecen informes, quiero terminar dicho corto.

Apología.

Busco inspiración en las hojas muertas
En la vida perdida entre viejos instantes
Suspendidos para siempre, agónicos, inestables,
Contemplando las penas de la eternidad inerte.
Soy poeta maldito por las horas largas,
Dormido para siempre en letargo infinito;
De días amargos y destrozos sin tino,
Acabados los sueños en un rincón del cielo.
Te doy las pruebas, te llevo a mi oído,
Te hago escuchar un lamento desesperado;
Soy la mano de hierro de un dios decepcionado
Y en látigos se tornan mis clamores de humano.
Burbuja cruel mantiene mi estancia
En la existencia que algunos llaman Tierra.
Nací algún día, aparecí de la nada,
Llorando, llorando, con angustia plena;
¿Para qué me trajiste? El porqué de mi vida
Susurraba al corazón de mi madre tierna;
Ella no oía las cuestiones sin tregua
Que acosaban el seno de mis pasiones sempiternas.
Tomé un pie tras otro, comencé la marcha
Entre los bosques de esta pasión ingrata
Llamada por muchos "camino de esperanza";
Vivir tan sólo es la gran prueba
Que divinos seres hacen como apuesta
Jugando roles con nuestras vidas en balanza.

Y llegué aquí, a golpes y gritos
Arrastrando más que fantasmas del pasado.
Comprendí ya tarde que no hay firmamento
Más allá del que ofrecen unos brazos.
Perdí el cielo, la inocencia en vilo,
Lloré las penas de un amor no correspondido.
Escribo ahora tan sólo de lo que conozco,
Casi nada, pues todo lo he perdido:
Desilusión, alegría, tristes sonrisas,
Espacio, caricias, muerte y melancolía.

Quizá no sea poeta, sólo un niño
Que llora a la Luna por un juguete destrozado.

domingo, 13 de abril de 2008

A little pain



Al abrazo del amanecer -que ya casi
El Sol escapa de su lúgubre prisión-
Quise estrecharte y no dejar que tus ojos
Lloraran gotas de tu alma herida.
¿Y me preguntas si en verdad siento
Cariño alguno por tu voz?
No sé cómo hacerte ver que a ti
He abierto mis brazos, esperando,
A que la tempestad pase y en ti deje
La huella de un cruel amor,
El mío, el de alguien, no sé si acaso
Pueda merecer yo tu perdón.

En la bella tonada, dulce melodía
Que me has hecho escuchar en calma,
Encuentro palabras que lloran mi melancolía
Que me hacen quererte más, niña adorada.
Bajo los ojos argénteos de Selene
Y también en la caricia de Apolo
Deseo tener tu cariño;
Egoísta soy, pero necesito
Sabes que estás conmigo,
Besar tus ojos...
Hacerte saber, Ketcia,
Que te quiero y te adoro,
Aún cuando seamos amigos y no más que un tesoro.

...Gracias, niña. ^^

miércoles, 9 de abril de 2008

Fear.

Quiero dejar descansar tu recuerdo,
Y no buscarte con desespero
Cuando siento la caricia de la mañana.
O tarde ya... Que al verme en mi lecho
Tan solo, olvidado cual juguete antiguo,
Caído de lo más alto, presto a tu consejo,
Sufro el dolor agridulce de no tenerte a mi lado.
Entre sonrisas y confianza me lanzas la vida
De un lado a otro, insinuaciones calladas.
Si tú me deseas, vida mía
¿Por qué es que no quiero que lo hagas?
Tengo miedo, miedo a mi ser propio,
A lo que suceda si puedo rozar tus labios;
No volveré a pagar el precio
De dejarnos actuar como dos enamorados.

Tan sólo mía es la culpa
Si permito que el almíbar de tu seno
Derrame historias en mi piel húmeda.
Resistiré el infinito, llevaré al cielo
Las horas perdidas que robamos a la madrugada.
Pasan los segundos en eterna agonía,
Que suave se torna al contacto con tu cabello;
Mirándote tan tranquila, femenina y hermosa
Dejo la moral descansando en la almohada.
Debo alejarme de ti... Daño te hago
Si despierto en tu pecho emociones inusitadas
Que no deben ver la luz; aún tu cama
Compartes con alguien distinto a mí.
Y le amas... ¿No es eso cierto?
¿No me hablas de él con el brillo en tu mirada?
En mí encuentras, quizá, lo que él no te ofrece...
Pero no puedo, no debo, dejar que esto acrecente
Las ganas acuciantes de hacerte mía
No sólo en el sexo... Sino en la melancolía...
Aún cuando me pidas un beso,
Cerraré entonces mis ojos
Y negando con un movimiento certero
Es posible que destroce tu mundo entero,
Construido sobre sueños y momentos no olvidados.

No quiero que te alejes... Ya no puedo con el cansancio.
Mas tampoco deseo que el tiempo nos lleve
A un punto donde cierto será el desengaño,
Y con torva mirada, y calmos pasos,
Uno de los dos se vaya, a buscar otro espacio
En los brazos ajenos.
Te amaré tan solo cuando pueda gritar
A los dioses fríos de las montañas
Que con soplo fugaz llevan las nuevas
De cuanto al hombre sucede en su vida:
"¡Puedo tenerle a mi lado, es mía!
¿De qué temer, si su decisión fue cabal?
¡Os reto, mortales, a que prueben
A arrebatarme el tesoro de sus ojos!
Tan sólo de mi boca ha de beber
Y yo en su perfume me ahogaré, extasiado!"
Tan solo entonces, amada niña,
Sin duda alguna besaré tus labios...

martes, 11 de marzo de 2008

THE FINAL

Artist: Dir en Grey.
Album: Withering to Death.

Toketeshimau ito wo mitsume...
Monji ni dekinai hidarite desu.
Chi wo nagasu tabi ni ikiteru wake...
Miidasu kotoba ga azayaka de...

Te no naka ni ha aisuru beki hito sae mo
Hanabanashiku chitte
Te no naka ni ha ikita imi kizande mo
Munashiki hana to shiru

LET'S PUT AN END, THE FINAL...

Hitotsu futatsu to fuetsuzukeru...
Naniyue ni waraenai esa to naru?

Fukaki goku no shin,
Keshite modore ha shinai
Asu wo furenai jigyakuteki haibokusha...

Suicide is the proof of life

Te no naka ni ha aisubeki hito sae mo
Hanabanashiku chitte
Te no naka ni ha ikita imi kizande mo
Munashiki hana to chiru

So I can't live, so I can't live
Sou nakushita mono ha
So I can't live, so I can't live
Mou umarenai
So I can't live, so I can't live
Ikiteru akashi sae
So I can't live, so I can't live
motomerarenai uta...!!!

LET'S PUT AND END... THE FINAL...

Raisu no tsubomi sakaseyou...

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The intention is clear, I stare...
With this left hand, unable to be worded
Every time I bleed, there lies the reason to live...
And I discover words being so vivid and bright...

Even loved ones scatter
Like petals from flowers in my hand
So even if I engraved the meaning that I lived in my hand,
It will only be known as flowers of vanity

LET IT END, THE FINAL

One by one it multiplies... Why be a sad bait?

Deep within the hell of my heart...
I can't go back
A self-torture loser, not being able to see tomorrow

Suicide is the proof of life

Even loved ones scatter
Like petals from flowers in my hand
So even if I engraved the meaning that I lived in my hand,
The petals will only scatter as flowers of vanity

So I can't live, I can't live
What's lost
So I can't live, I can't live
Can't be born again
So I can't live, I can't live
A song that's not even
So I can't live, I can't live
Seeking the proof of living ...!!!

LET'S PUT AN END, THE FINAL

Let's bloom flowers of attempted suicide.

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La intención es clara, observo...
Con esta mano izquierda, innombrable.
Cada vez que sangro, ahí yace la razón para vivir...
Y descubro que las palabras son tan vívidas y brillantes...

Incluso los seres queridos se dispersan
Como pétalos de flor en mi mano
Así que incluso si grabo el significado de vivir en mi mano,
Los pétalos sólo se dispersarán como flores de vanidad.

PONGÁMOSLE UN FIN, EL FINAL...

Uno por uno se multiplican... ¿Por qué ser una carnada triste?

Desde lo profundo del infierno en mi corazón...
No puedo dar marcha atrás
Un perdedor auto-torturado, incapaz de ver el mañana...

El suicidio es la prueba de la vida

Incluso los seres queridos se dispersan
Como pétalos de flor en mi mano
Así que incluso si grabo el significado de vivir en mi mano,
Los pétalos sólo se dispersarán como flores de vanidad.

Así que no puedo vivir, no puedo vivir
Lo que se ha perdido
Así que no puedo vivir, no puedo vivir
No puede renacer
Así que no puedo vivir, no puedo vivir
Una canción que ni siquiera
Así que no puedo vivir, no puedo vivir
Está buscando la prueba de los vivos...!!!

PONGÁMOSLE UN FIN, EL FINAL...

Hagamos que florezcan flores de un suicidio intentado.

viernes, 7 de marzo de 2008

Daughter of mine.

...Y en la oscura habitación
Necesito oír tu voz.
Ahora duermes junto a mí
Esperaré...

¿Te acuerdas de la primera vez que me atreví a cantarte? Era de madrugada, y no tenía otro ruido que asesinara la quietud que la resonancia de mi voz pastosa por el sueño, y sin embargo tan viva, que sentí deseos de dedicarte una tonada. En ella vertí mucho del sentimiento que ahora tú ya conoces, lo que habita mi pecho, y las necesidades derivadas de tu presencia. Porque te quiero mucho, y es imperativa para mí tu felicidad.

En ese tiempo - el más largo que hemos pasado juntos, sin el rol o los juegos - me mostraste pequeños trocitos de tu existencia, lo que hay tras el monitor frío que, sin embargo, es capaz es transmitir más de lo que a veces queremos dejar escapar. Si el aire frío hubiera tenido tu voz, seguro es que me hubiese dejado abrazar por sus glaciares alientos.

¿Y por qué hago afán en recordar? Porque hago una a una las memorias de cada fotografía en mi cabeza; intento darte razones, encontrar motivos, para evitar que a la soledad vuelvas. Quizá mi propósito egoísta sea. No niego que me impulsa mucho la necesidad de no perderte. Pero más allá de lo que mi corazón clama, está la innegable voluntad de verte feliz. Si las circunstancias son adversas, quisiera ser tu escudo. Y si hay viento, toma mi alma y haz de ella un velero, a contracorriente remonta en busca de tu porvenir.

Si amaneciera sin tí
Yo no sé qué sería de mí...

Me atrevo a aventurar no soy el único que te quiere en demasía. De manifiesto me ha quedado que tu chico te ama sobremanera... Aún cuando, como me has dicho, quizá asfixiante resulte. Y es eso lo que me retiene muchas veces a no empujarte más hacia lo que yo creo tu bienestar, o a no querer insistir en ciertas cuestiones... Mis deseos acuciantes deben esperar antes de provocar siquiera un rasguño en tu corazón. Lo que quería vieras entre líneas hace rato, cuando decidí compartirte lo que yo veo como mi razón, es una simple cosa. Cada que soy lastimado, me doy cuenta que es más lo que tengo, que lo que he perdido.

Quizá podrías argumentarme que, en principio, son situaciones enteramente diferentes. Coincido en ello. En lo que sí no estoy dispuesto a condescender es en que la frase que remarqué no pueda aplicarse a ti. Si me golpeasen mil veces, con tan sólo una que tú te ocuparas de mis heridas, desde la mínima cicatriz hasta las heridas sangrantes valdrían la pena. Quisiera que tú lo vieras así. Muy probablemente no conmigo, debo admitir que aún me pregunto si soy siquiera el indicado para dejarte estas notas. Mas vuelvo a ofrecerme a ti, como confidente, como amigo, como padre... Como el ser humano que en verdad de ti sólo espera una sonrisa, esbozada en completa sinceridad.

...Y si desde la distancia sólo tengo el placer de leerte, pues que siga así mientras no haya más solución. Pero habrá un día que te daré todos los abrazos que te debo. Y te pregunto ahora: ¿Me esperarás?

El primer rayo de sol
Me ilumina el corazón
Te distingo junto a mí
Mi salvación...

Si hacen falta palabras
Para expresar la melancolía
Toma las mías, no las necesito
Si estás conmigo, niña mía.

Te quiero muchísimo. En verdad.

miércoles, 5 de marzo de 2008

Please.

PLEASE TELL ME
IF I HURT YOU.

DON'T KEEP IT INSIDE.

TELL ME BEFORE IT'S TOO LATE
AND YOU HATE ME.

...PLEASE...

domingo, 2 de marzo de 2008

Moonlight.

Quisiera haber estado ahí cuando Beethoven por vez primera tocó al piano de la soledad y el silencio su sonata 14. Cada que escucho los suaves golpes de las notas, desgarrando el aire frío de mi habitación, no puedo reprimir el dulce sabor de la melancolía que a mis labios llega, directo desde mi corazón, resbalando por mi garganta en sentido contrario. Oh, lo que daría porque mis ojos hubieran contemplado entre la penumbra el quehacer del genio, embriagarme en sus errores mientras componía. Porque escucho la tonada, y cada tiempo es un acorde de mi propia alma, que danza y canta en prístina tristeza; y la desesperanza no hace mella en mí, sino que se combina en sutiles matices con la desgracia para dar a luz una belleza intranquila, ávida de caricias y de ternura.

Imagino que, al momento que contigo paso estos momentos infinitos, cuando escucho tus desgracias y las hago mías, mientras dejo correr las palabras - el grifo se ha abierto, ¿quién podrá sellarlo de nueva cuenta? -, nos abrazamos sin necesidad de frases necias, te susurro al oído cuánto te quiero y lo bien que las cosas van a estar; dejo que mi mente discurra y cree la escena, solemne, patética; sigo imaginando y te veo, con los ojos vidriosos por la falta de sueño y la vida cruel que se empeña en querer derribarnos, tan bella, tan frágil, tan tú. Y me da por escribirte, palabras, palabras, y más palabras inútiles en esencia, pero que reflejan mi necesidad de protegerte. Aún cuando no creas en el valor de la amistad sincera, o que mi cariño por ti es puro, sigo escribiendo, balbuceando quizá. Y no sé si tendré el valor para mostrarte esto cuando sienta que he terminado.

Cada que leo las frases me pierdo más en la canción que insistentemente obligo a sonar. Como si nos hablara al oído, notas llevadas a través de las épocas para mencionarte viejas penas y al mismo tiempo jodidas esperanzas. En el punto álgido, cuando ya las lágrimas amenazan con corroer mi rostro, sonrío, es inevitable; vuelvo a sonreír tan sólo por la necesidad de vivir y de tenerte conmigo, de hacer algo por ti.

Y mientras sigo en la búsqueda de una respuesta de quien desea decirme adiós, vuelvo a iniciar la sonata que ahora lleva también mis propios sentimientos en ella. Quien la toca no debe saberlo, porque seguro es que en los mismos acordes deposita su corazón, como prenda para ofrecer al auditorio la maestría exquisita que tan excelsa verdad requiere. Cambio insistentemente de panorama, escribiéndote a ti en dos lugares. Te hago preguntas que en verdad deseo responder, que posiblemente susciten recuerdos inesperados o más travesías. Y yo también me cuestiono, al tiempo que llego de nuevo a la mitad de la melodía. Si podré sustentar mis ofrecimientos (que otra cosa no deseo), para darte mi mano y ayudarte a ponerte en pie.

Prometí que sería fuerte, y lo estoy cumpliendo. Pero no puedo evitar el miedo. Más que nada, el gran temor de fallarle a quienes en mí depositan su confianza.

jueves, 28 de febrero de 2008

Phoenix

De pronto, me siento perseguido por la buena suerte. Todo me sale bien. Disfruto de salud,
de amor y de dinero. ¿Qué hice? ¿qué debo hacer para merecerlo?
¿Es una más de tus pruebas, Dios mío?
-Jaime Sabines.


Noté que últimamente me da por abrir con citas que me agradan. La verdad es así: en estos días que han transcurrido recientemente, he sentido que recupero un poco el sentido y vuelvo a caminar. Pensé que cada pequeña tragedia en mi cuarto iba a terminar por sepultarme. No fue así.

Ah, la verdad es que no siento deseos de cuestionarlo... Tenía tiempo que no salía afuera de la facultad tan sólo a dejarme abrazar por el Sol y besar al viento. Pasa el tiempo, dejan los límites atrás los retazos de cordura. Si hoy escribo es porque un amigo me ha recordado que solía hacerlo, y eso me trajo a la memoria distintas ideas que alguien debe saber.

Hablando del súbito cambio, creo que me costó un poco de esfuerzo hilvanar las ideas y darme cuenta de qué manera se dio. Siempre insistí en que me hacía las preguntas equivocadas. Pero una fundamental, una de todas, la que más brillaba y menos me dejaba dormir: "¿Por qué no tengo [inserte necesidad aquí]?"... Decidí cambiarla por una más conformista en cierta manera, pero que actuó como bálsamo sobre mis heridas.

"¿Qué hice para merecer todo lo hermoso que tengo?"

Y, voilá, cambio instantáneo para llevar.

Bueno, la verdad tan simple no fue. Proceso, proceso, proceso. Paso por paso. Pero hay una verdad... Hoy, ayer, hace dos días, todos tienen algo en común. Me miro al espejo y sonrío. Cambié mi peinado. Empecé a hacer ejercicio. Volví a apreciar la vida en sus mínimos detalles, como la sonrisa inocente de un pequeño o simplemente el aroma de la madera recién tallada. Es muy curioso que yo pueda ver el mundo de esa manera.

Me di cuenta que en verdad disfruto ayudar a otros. Que cada momento inerte en compañía de otros no debe ser un escape de la soledad, sino una oportunidad para suplir el vacío en el corazón de quien desee estar a mi lado. Hacerle sentir el aprecio que tengo. Dar más de mí...

Sin embargo, para tal propósito requiero primero tener suficiente confianza en mí mismo. Quererme... Lo que más me ha costado en toda mi vida. ¿Valdrá la pena el intento? ¿Sería suficiente el impulso para emprender el vuelo? Ja, las palabras se me han tornado cursis y perdidas... Será cuestión de acostumbrarme a la tranquilidad para convertirlas de nuevo en frases de canciones inventadas por mí.

Gracias a todos, quienes me han regalado sin interés tiempo, cariño y un lugar en sus vidas. Muchísimas gracias, en verdad... Me ha llegado el tiempo de corresponder plenamente. Empezaré por arreglar los pendientes en mi corazón. Mas aquí estoy, siempre.

Yo nunca os olvidaré...

jueves, 21 de febrero de 2008

Adiós v 2.0

Si tan sólo la canción se callase podría pensar más. Pero no va a hacerlo. Yo no voy a darle "stop", aún cuando deseo hacer lo mismo incluso con mi vida. Dormí menos de 4 horas, y las dormí mal entre sueños interrumpidos, sollozos que me despertaban y la maldita culpa que no va a dejarme en paz. Yo, yo fui, yo se las arrebaté, yo eché todo a perder, ódienme, carajo, que sepan que fue por mi causa que ella se va. Vamos, mírenme, desprécienme, háganlo todo más fácil... Creo que me iré por mí mismo, no necesito que me corran del lugar que tanto aprecio. Me iré a buscar una manera de dejar de ser yo. De volver a la coraza impenetrable que jodió a tantos, que me jodió a mí mismo... Pero que, al mismo tiempo, me impidió lastimar de verdad.

Ayer le dije lo que tenía pensado hacer a mis 27 años. Para aquellos que no tienen ni idea, lamento informar que no voy a desvelarlo, máxime que parece estar aún más cerca de lo que pensaba en un principio. Después que creí no lo haría, ahora es una posibilidad demasiado real.

No puedo seguir con esto... Dejaré la ventana abierta, necesito un baño que me arranque la piel.

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Demonios, no me siento mejor. Estoy completamente desnudo y mojado, en una esquina de la cama. Mientras suena otra canción diferente, pero más profunda para mis heridas, y tiemblo de frío y coraje. Si yo fuera los demás estoy seguro me odiaría por lo que hice, o lo que no hice. El momento más estúpido para llorar en toda la mañana - en la cama, frente al monitor, sobre el teclado, bajo la regadera - fue cuando mis lágrimas se confundieron con el agua que corría por todo mi cuerpo, llevándose el sudor pero no los remordimientos.

'Cause you're al I want
You're all I need
You're everything... Everything...

Y me pongo a cantar, y me pongo a gritar, y espero que se me vayan todos estos aguijones de la garganta; y me doy cuenta que nunca dejé de ser egoísta, es más, en este momento no tengo siquiera derecho de quejarme, estar triste y penar, porque se me acaba la vida por mis propias acciones. Terminó la canción, y en un afán masoquista la vuelvo a poner.

Estuve a punto de meterme el cotonete por las axilas. Me vi al espejo y me perdí. Ella me dijo que todas las mañanas me viera al espejo y me dijera cuánto me quiero. La verdad es que lo hice, lo hice muchas veces, rezando casi algunas, pero nunca lo creí. Ahora menos...

Rosa: ella. Azul: yo.

ya llevas rato aqui .__.
que paso? :(
Estoy instalando una memoria, discúlpame .x.
que paso? .__.
Hoy fui al cine con Sombra. Bueno, no estaba planeado, ella me habló.
Total que nos vimos, fuimos a una plaza a buscar una credencial que olvidó
Ya estando allá, empezamos a platicar
Y le conté lo de mis problemas en casa...
Para romper tantito la tensión, le dije que fuéramos al cine.
Vimos la de El Mundo Mágico de Terabithia. Pensé que sería una peli más.
OMG esa pelicula..
Jaja... Tenía rato que no lloraba.
Te imaginarás ya...
si...
.__. -lo abraza-
y que paso despues?
Pues... Nada, me calmé antes que terminara la peli
Ella lo noto?
La llevé a su casa, íbamos platicando pero de otras cosas
Sip...
Sí lo notó, de hecho también lloró
Por lo mismo que conoce parte de las razones, no dijo nada. No tocamos el tema.
Y bueh... De ahí me vine a casa, y aquí estoy
aw...
yo hubiera querido estar ahí, te hubeira dado un abrazote grandote >_<

Y nunca me lo dará, quizá. Ella misma lo ha dicho,y yo lo sé: "cuando regrese, si es que regreso."; si ella vuelve, ¿qué voy a decirle?

De nueva cuenta, azul: yo.

bueno pues
nomas por que estuviste insistiendo
que te conste que yo no queria
no me molesta que yo no te guste. Es obvio que no es lo mas curada del mundo, pero hey, lo acepto. pero te das cuenta lo que me estas haciendo pasar?
La verdad sip
Venía pensándolo en el camino, de ahí lo que te dije
que cosa?
Pero la verdad te quiero demasiado como para dejar que eso cambie ese hecho
La neta como que te estoy haciendo daño
Hace dos horas estuve a punto de proponerte que te alejaras un rato de mí
Ahorita ni madres xD
Te quiero tan cerca como puedas estar
de hecho yo estoy pensando lo mismo
es que asi no jalan las cosas.... que tal que alma te hubiera dicho lo mismo? tu muriendote por ella y ella queirendote a su aldo sin realmene dejarte ser nada mas?
Sí, tienes razón. Más porque prácticamente sí lo hizi
*hizo
ah ps ahi esta
Me hizo darle clases de Cálculo
OK
Hagamos esto
Yo me alejo un rato del MSN
no..
dejame irme yo
¿Y por qué tú y no yo?
por que yo soy la que necesita salir de casa
y empezzar a vivir
OK
Acepto entonces
yo no queria hacerlo por que era como una forma deromper mi promesa
y honestamente no quiero irme
pero se que no puedo seguir asi
Así es
La verdad es que de nada sirve que seamos amigos si voy a lastimarte solamente

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Vino un amigo a sacarme de mi ensimismamiento. Me vino a recordar que teníamos clase de Inglés temprano. De modo que acabo de salir, y tengo veinte minutos libres para hacer la tarea que no pienso terminar, aún cuando me acaban de hacer la gracia de decirme que vengo como si nada. Bueh, mejor así. Yo siento que me veo más que marchito y muerto, pero si no lo pueden ver mejor. No quiero falsas compasiones por la necesidad de congraciarse con el espíritu propio.

Tengo aún la antología de cuento por terminar... Si ahora tengo una razón para hacerlo, será para abrigar la esperanza de algún día darle una copia, y que ella lea de mis palabras la forma en que yo vi y sentí las cosas que sucedieron. Incluiré ese adios - que no quiero que sea tal - en las páginas que pienso entregar. Y no sé si la gente que lo lea lo tome como real o simple producto de la esquizofrenia. Pero lo haré... Y después, cuando ya se haya entregado, y sólo me quede contar los días hasta el veredicto, no sé qué voy a hacer.

Me dijo el mismo tipo que me vino a sacar del ostracismo (es una lástima, nadie puede salvarme de mí mismo): "Güey, tú no te ayudas ni te dejas ayudar". Qué cierto es. Voy a irme, buscaré una forma de desquitar mi coraje, voy a volver a llorar mis penas bajo el Sol. Veré si puedo encontrar vestigios de lo que solía ser. Lo siento, a todos, todos los que me han entregado su cariño. En verdad lo siento. Al final todos se van... Pero ahora sé la continuación de esa frase. Terminaría de esta guisa.

Al final todos se van, pero para salvarse de mí.

Perdónenme. Quizá sea éste el último quejido al viento.